viernes, 3 de diciembre de 2010

La thinspiration de Isabelle


¿Será este anuncio demasiado violento, demasiado provocador? Que la realidad y el arte irrumpan en la publicidad, he ahí lo que perturba tanto a esta época. Hoy día, tanto el público como los críticos, aceptan la discusión, están acostumbrados y comprenden mejor el sentido de mis trabajos. Pero quedan los publicistas, los que resisten con violencia feroz, dogmática. Sus argumentos favoritos han sido: “la publicidad debe hacer soñar, no pensar”

Oliverio Toscani
          Al contemplar esta fotografía me pregunto qué sensaciones provocaría en los italianos cuando, a primera hora de la mañana, probablemente todavía algo adormilados, encontraron las calles de sus ciudades empapeladas con la imagen de una joven de aspecto quebradizo, desnuda y sólo
acompañada por la leyenda: “No anorexia”. Otros, quizás en el metro, ya en el trabajo o tomando su primer caffé-latte del día se enfrentaron por primera vez a una visión tan cruda en el periódico La Repubblica, y a doble página. Sin duda todo un derroche de medios...

         Me los imagino ojipláticos, intentado adivinar qué ministerio habría ideado una campaña tan directa y brutal para luchar contra una enfermedad tan devastadora. Pero más asombrados debieron quedarse al descubrir que el artífice no era ningún organismo público sino una marca de moda y su brazo ejecutor, Olivero Toscani, el fotógrafo que apretó el gatillo, perdón, el botón. Desconozco si la empresa era nueva en estas provocaciones, tampoco me interesa, pero Toscani repetía proeza ya que hace años jugó las mismas cartas aunque en un tapete y partida diferentes. Entonces Internet daba sus primeros pasos y los contenidos o imágenes no alcanzaban la difusión que ahora tienen. No existían chats, foros, blogs ni redes sociales ni un mundo convergente en el que todo se comparte y se apropia.

         En aquella campaña, Benetton y un joven moribundo enfermo de SIDA llenaron las páginas de periódicos, abrieron programas y propiciaron debates en los que se preguntaba si todo valía con tal de vender ¿Se trataba de una campaña publicitaria o de denuncia en la lucha contra el SIDA? ¿Fué ético utilizar el sufrimiento, el dolor o incluso la muerte para vender más jerseys de colorines para pijos? ¿Ayudó aquella imagen para concienciarnos a todos sobre la gravedad del VIH? ¿Ayuda la imagen de Isabelle Caro a comprender la virulencia de la anorexia? No todos opinamos igual. Las fotografías de Toscani han ganado premios como el Lion d'Or de Cannes o el UNESCO Grand Prix. Sin embargo, también han sido censuradas y él acusado de provocador, oportunista y manipulador.

A favor...

Luisa Bertoncello, consejera delegada del grupo empresarial al que pertenece la marca de ropa en cuestión defendió la fotografía afirmando que “quedó conmocionada por la crudeza de la verdad que comunicaba” y que decidió por ello "que era justo usar la publicidad como medio de sensibilización para los males de la sociedad... y por la implicación de la moda en esta plaga moderna”. Las reacciones no se hicieron esperar. París y Milán, centros neurológicos de la moda, prohibieron la difusión de las fotografías en vallas publicitarias.

La edición italiana de la revista Vanity Fair entrevistó a la joven Isabelle (tan sólo tiene 25 años aunque tenga un aspecto tan envejecido) que explicó los motivos que la llevaron a posar: “para que la gente sepa y vea lo que realmente es la anorexia". “Soy de la misma talla de las modelos a las que los diseñadores les piden desfilar con una talla cero, es decir, por debajo de una 34” .

En contra...




Fabiola De Clercq, presidenta de la Asociación italiana para el Estudio y la Investigación sobre la Anorexia consideró que la imagen "en las chicas enfermas no suscita efecto positivo alguno, sino lo contrario, ya que muchas de ellas pueden sentir envidia por la delgadez de la joven".

          Y es ése componente de “envidia”, el deseo incomprensible de muchas adolescentes llevado hasta el extremo, el que debería centrar la atención. La imagen provoca, de eso no hay duda. Sensacionalista o no, induce al debate, a la reflexión y no deja indiferente. Podemos preguntarnos si era una fotografía necesaria para paliar este mal o si por el contrario nació con una única intención mercantilista. Pero sobre todo habría que centrar el análisis en cómo afectó a las miles de jóvenes que vieron en Isabelle un modelo a seguir: una chica joven y delgadísima en decenas de vallas de publicidad. Sin duda, un reto imposible.


        
          No hay más que entrar en los innumerables foros pro-Ana (aquellos que promueven la anorexia) para darse cuenta de ello. Las jóvenes se autorretratan, fotografían sus cuerpos enfermos en un intento de imitación o thinspiration compitiendo entre sí y compartiendo trucos o secretos para avanzar en su carrera hacia la destrucción. Y actrices, modelos o famosas se convierten en ídolos y ejemplos a seguir. Sin duda la anorexia esconde un mundo difícil de entender y no sólo son necesarios reportajes como el de Samanta Villar en '21 días sin comer' o una impactante campaña como ésta para acercarnos a la verdadera crueldad de este trastorno. A veces una imagen vale más que mil palabras y las de Isabelle lo dice todo. Y si ha logrado provocar la reflexión o la comprensión, movilizar conciencias o poner en marcha propuestas de ayuda habrá valido la pena, aunque con ello una marca de ropa haya ganado un poco más.


Francisco Férriz

1 comentario:

Jaime Rodríguez dijo...

La anorexia siempre es un tema muy controvertido y en mi opinión tendría que haber más campañas para sensibilizar a la población y creo que esa campaña en contra de la anorexia ha podido abrir un poco los ojos sobretodo de los adolescentes que están obsesionados con este tema